Turrón de Mazapán 1940

    El turrón de mazapán es uno de los dulces españoles más antiguos y tradicionales, elaborado a partir de almendras finamente molidas y azúcar cocido hasta lograr una textura firme y aromática. Esta versión de los años 40 refleja la repostería artesanal de posguerra, cuando cada ingrediente era valioso y el proceso requería paciencia y precisión. El uso de cremor tártaro y limón ayuda a estabilizar el azúcar y perfumar el conjunto, logrando un mazapán denso, suave y delicado. Una receta clásica que conserva la esencia de las elaboraciones navideñas tradicionales.

Fuente: Revista Menaje nº 120, 1940

    El turrón de mazapán forma parte de la repostería festiva española desde hace siglos, especialmente en regiones con tradición almendrera. Durante los años 40, su elaboración mantenía métodos artesanales muy precisos: secado prolongado de las almendras, molienda fina y cocción del azúcar al punto de hebra. En una época de escasez, preparar este dulce era símbolo de celebración y esmero familiar. Este turrón destaca por su suavidad, su perfume a limón y su textura compacta pero tierna. El cremor tártaro ayuda a estabilizar el jarabe y evita la cristalización, logrando un acabado homogéneo. Su preparación requiere calma, reposo y un molde adecuado para prensarlo correctamente. 

    Es una receta que ha perdurado por su sencillez y su autenticidad, y representa a la perfección la repostería tradicional previa a la industrialización. Hoy sigue siendo un dulce emblemático de la Navidad, elaborado en casa para conservar el sabor de antaño. El proceso incluye pasos artesanales como el reposo al aire, el secado, el molido sucesivo y el prensado final que aporta su textura característica. Es una elaboración ideal para quienes disfrutan del ritmo pausado de las recetas clásicas y del resultado aromático y elegante del mazapán tradicional.

Tiempo estimado: 3 horas de preparación + 4 días de secado previo
Dificultad: Alta

🍃 Ingredientes:

🧾 Instrucciones paso a paso:

1. 1 Escalda las almendras, pélalas y colócalas en un lugar aireado durante cuatro días para que se sequen correctamente. Una vez listas, pásalas por una máquina de moler hasta obtener una harina fina y uniforme, asegurándote de que no queden grumos.
2. 2 Coloca al fuego el azúcar junto con el crémor tártaro y cuece lentamente hasta obtener un jarabe a punto de hebra. Comprueba el punto mojando una cuchara en el jarabe y tocándolo: si forma un hilo fino entre los dedos, está listo para retirar del fuego.
3. 3 Añade la harina de almendra y la ralladura de limón al jarabe caliente, mezcla bien con una espátula y vierte la masa en moldes previamente untados con aceite de almendras dulces. Presiona con una tabla ajustada al molde y deja reposar dos o tres horas antes de desmoldar.